Muchas personas se arrepienten después de haberse tatuado y buscan desesperadamente una solución rápida, sin efectos secundarios para desaparecer ese símbolo, imagen o frase que una vez les gusto tanto. Antes el único método disponible para eliminar los tatuajes era con ácidos o cirugías muy agresivas, el tatuaje se quitaba pero las cicatrices eran muy visibles y antiestéticas.
Actualmente, con varias sesiones de láser se puede lograr el objetivo de eliminar tatuajes de diferentes tamaños y colores. La luz del láser vaporiza y/o fragmenta el pigmento del tatuaje, el cuerpo absorbe esa tinta fragmentada naturalmente y el color desaparece gradualmente en las siguientes semanas.
El resultado estético es muy satisfactorio porque se observa la desaparición progresiva del tatuaje. El tratamiento con láser es muy poco doloroso.